Último día del año igual a último libro del año. Como que soy así de original he decidido acabar el 2019 de la misma forma que lo empecé: recitando relatos de mi querida Agatha Christie, completamente desnudo (y borracho) desde el portal de mi casa. Creo que no escogí bien la obra porque mis vecinos no les entusiasmó demasiado hasta el punto de acabar llamando a la Guardia urbana indignados. Así que, según se desprende de la actuación desmedida de las fuerzas del orden, el libro Un dios solitario y otros relatos no ha pasado la criba vecinal.
Éste libro de relatos ha sido un añadido de última hora a la lista de "todas las novelas detectivescas que ha escrito la señora Agatha que tengo que leer antes de morir". En un primer momento pensé que todos los textos estaban protagonizados por Poirot, Mrs. Marple y otros detectives que, esta buena señora, se sacó de la manga a lo largo de su vida. Pero... ¡oh sorpresa! eso no ha sido así (o no del todo). Relatos detectivescos habían un par o tres, el resto versaban sobre "amoríos imposibles y estas coñadurías que no me interesan
Y ¿qué me ha parecido este último libro del año? Pues lo mismo que me ha parecido cualquier libro que sea una recopilación de relatos: nunca acabo del todo contento una vez me los he acabado. Me sucede algo parecido a cuando me zampo el contenido de una caja de galletas surtidas: unas me molan y otras son una mierda. No existe ningún libro de relatos (ni caja de galletas surtidas) que me gusten al completo, todo por igual.
Lo qué sí me ha gustado de este libro es que al final de cada relato hay un pequeño epílogo con una especie de explicación del relato y del contexto de la época o de la vida de tita Agatha. Eso es un detalle que, personalmente, agradezco ya que me hace más interesante el libro y su lectura. Si el epílogo estuviese escrito por la propia autora ya sería la ostia pero, aun así, se agradece todo valor añadido en un libro.
Pues nada más... ¡Feliz año de mí y de todo el cuerpo de la Guardia urbana!