Cuando empezó la crisis mundial del coronavirus y tuvimos que encerrarnos en casa sine die descubrí un libro de relatos que provocó que me enamorase perdidamente de Ursula K. Le Guin. Después de esa experiencia religiosa empecé a leerme algunas de las novelas de mi nueva musa octogenaria y esa magia inmaculada, ese hechizo que me atrapó en la cuarentena desapareció completamente. Lo que parecía un amor para toda la vida, al final resultó ser un simple amor de cuarentena. Parece que lo nuestro era una corta historia, me gustaba Ursula en pequeñas dosis ya que cuando intentaba que nuestra relación fuese algo más duradera me acababa cansando.
Aún así, siempre he tenido la esperanza de volver a recuperar ese amor perdido hacia aquella mujer ya madura y, por qué no decirlo, algo cadáver que me enamoró y me hizo sentir vivo durante unos instantes de la pandemia. Así que después de un tiempo en el estante decidí atacar la novela El nombre del mundo es Bosque.
Antes de empezar a leer la historia tuve un presentimiento y, no sé porqué, pensé que la novela sería básicamente todo el guion de la película Avatar. Así que presto y veloz busqué por internete si había algún tipo de relación entre ambas. Y, hay sorpresa, mi intuición absurda parece que acertó. Encontré algunos artículos que hablaban de esta relación entre el libro y la película y también leí un comentario de la escritora que ponía un poco a parir a James Cameron por callarse la boquita al hablar de sus inspiraciones para la película. Me hizo gracia haber acertado en mi predicción pero a la vez empecé a leer la novela muy asustado ya que la película Avatar me pareció un poco truño un poco más pesada de lo que me hubiese imaginado al principio.
Pero bueno, que ya me he leído la novela y, aunque no he recuperado aquel amor incondicional hacia la autora, puedo decir que me ha gustado bastante. Lo raro es que leyendo la historia más que recordarme a la película Avatar me parecía estar viendo El origen del planeta de los simios. La historia me parece casi la misma así que decidí buscar por internete si alguien había comentado esta misma relación. Esta vez no encontré a nadie que comentase nada al respecto, así que quizá simplemente sea yo el raro. Pero difícil ha sido leer la historia sin ver al protagonista verde de la misma con la forma del chimpancé César de la susodicha peli.
En resumen, este libro me ha vuelto a dar esperanzas en mi relación con Ursula y quizá nos demos una nueva oportunidad. Así que no es de extrañar que más adelante me lea el resto de novelas que me faltan por leer. Siempre habrá la esperanza que el libro que me haga recuperar mi amor por ella sea el siguiente y si no, siempre nos quedará la pandemia.
PD: Gracias al libro tengo ganas de volver a ver la peli de El origen del planeta de los simios que en su momento, sorprendentemente, me gustó bastante. En cambio Avatar y las cien secuelas que van a salir los próximos años en el cine los verá la madre y el resto de la familia del señor Cameron.
0 comentarios:
Publicar un comentario