Pues nada, que después de leerme la primera parte de la serie de investigaciones holísticas de Dirk Gently y de no enterarme absolutamente de nada, decidí continuar con su segunda parte a ver si pillaba algo de lo que me contaba. Así que este post está dedicado a explicar mi experiencia con la lectura de Iras celestiales de Douglas Adams.
Seré simple: abrí el libro, me leí la historia y... y no me enteré absolutamente de nada. De nuevo. Aunque esta vez tengo que decir que lo he disfrutado con más intensidad que el primer libro. Esta vez sí puedo decir que me ha gustado a pesar de no haber pillado absolutamente nada de la historia. Y eso sucede básicamente por dos motivos principales: el primero es que la trama está mucho mejor hilvanada y, dentro de lo que cabe, la historia se sigue mejor. Y, segundo, uno de los personajes es Thor. ¡Sí! El dios del trueno sale en la historia y, como Thor mola, la historia tiene que ser mejor por fuerza. Dioses nórdicos en un hospital geriátrico, Thor luchando de farola en farola contra una águila muy hija de puta, la destrucción de un aeropuerto, las fiestazas que se montan los dioses... Sin entender una mierda, esta historia mola más que la primera, sin dudarlo. O mejor dicho, dudándolo poco.
Y aquí podría acabar mi experiencia con esta novela si no hubiese sucedido un momento holístico como los que describe Adams. El resumen sería: me leo la novela. No entiendo nada pero me gusta. Cierro la novela. Busco en internet alguna página que me explique qué coño acabo de leer. Escribo Dirk Gently en el buscador. Me sale una noticia de ese mismo día donde aseguran que se está acabando de rodar la segunda temporada de la serie de televisión de Dirk Gently y su agencia holística. En breve la estrenaran. Y todo justo después de acabar de leer su segundo libro.
Es en ese momento cuando me acabo de convencer que todo, absolutamente todo, está relacionado y ligado entre sí. Pienso que tendría que leerme la tercera parte a ver si allí es donde descubro de qué puñetas va toda esta trilogía. Pocos segundos después olvido ese pensamiento.
viernes, 1 de septiembre de 2017
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