Tal como me propuse en mi lista de quehaceres del año 2017 he estado intentando leer toda la bibliografía de los autores Terry Pratchett y de Agatha Christie. Como que del señor Pratchett voy muy avanzado he decidido descansar un tiempo de sus paranoias y me he puesto con las de Christie. Ya hacía un tiempo que no me leía nada de ella así que el último título en leerme ha sido Hacia cero de Agatha Christie.
Sólo al empezar ya ves por donde va a ir la historia. No me refiero tanto a que la novela sea floja y te puedas avanzar a los giros que propone, lo que quiero decir es que en el comienzo de la historia, a partir de un comentario de un personaje, la autora te da a entender que va a contar una historia sobre asesinatos de una forma diferente. El personaje en cuestión nos cuenta que le parece absurdo que las novelas de misterio empiecen por el final (el asesinato) cuando lo importante es todo lo que hay antes de cometerlo, por lo tanto, si él fuese escritor las novelas de misterio se escribirían de esa forma, por el orden lógico: con el asesinato al final. Así que sencillamente Agatha nos avisa que va a hacer un experimento y que va a escribir una historia por su orden lógico, con toda la incubación del asesinato al principio y la muerte al final. La historia se dirigirá hacia el asesinato, o sea va hacia cero.
Agatha Christie ya tenía esas cosas y de vez en cuando tenía ganas de hacer más de lo mismo pero contándolo de otra manera. Probar... jugar... divertirse en definitiva. Y a mi personalmente me encanta que Agatha haya hecho sus experimentos y que se haya divertido. El problema es que el resultado final de la novela responde al personaje que se pregunta el porqué las novelas de misterio empiezan por el final (el asesinato) y no por el origen de todo. Y la respuesta es simple: porque funciona. ¡Sí, funciona! Hay un asesinato (¡Oh mierda! ¡Alguien ha muerto!) ahora toca descubrir el asesino, necesitamos buscar sus motivaciones. Hay muchos libros iguales con el mismo puñetero esquema repetido hasta la saciedad ¿por qué? ¡Pues porque funciona!
Agatha decide jugar y hacer algo diferente y ponerlo por otro orden. ¿Qué sucede? Pues que no funciona. Sí, explica lo mismo hay asesinatos, todo esta igual de bien escrito pero... no funciona. Principalmente porque sin un asesinato que te centre la historia, la novela es un pasar de personajes con sus tonterías pero sin aparente relación entre sí. Y otro motivo de no funcionar es que me ha parecido, en ocasiones, una novela muy tramposa. Y, para intentar que la novela tenga el orden que la autora ha querido necesario la trama se complica de manera exponencial.
El problema personal que tengo con esto, es que todas las novelas que la autora quiere complicar el argumento en exceso y darle un ultimo giro al argumento con un salto mortal triple hacia adelante pillo al asesino a las primeras de cambio. Eso no pasa porque sea un lince, eso sucede porque en estas historias tan complicadas o diferentes el asesino siempre es el que en teoría menos puede ser. Y sí, en esta ocasión así sucede, el que no podía ser el asesino acaba siéndolo. ¡Eso es un coñazo! Me ha pasado el cien por cien de las veces que me he leído alguna novela raruna de la tita Agatha.
Pero no lo puedo evitar... No me fijo en las motivaciones de los personajes, simplemente en cómo está escrita la historia y ya adivinas quién es el asesino. En estas novelas siempre hay un planteamiento de: todos pueden ser los asesinos menos éste, éste pavo es imposible, pero imposible imposible ¿ehh? Y luego ¡Paaaam! ¡Sorpresa! El asesino era el personaje que TOOOODOS decían que era imposible que fuera. ¡Qué sorpresón!
Vale, alguno dirá que justamente las novelas de misterio juegan a eso. ¡Pero no es verdad! Lo que hacen justamente los autores es intentar que pienses que todos pueden haber sido los asesinos, TODOS, sin excepción. Pero luego vienen las historias donde Agatha quiere jugar y hacer una pequeña cabriola dentro del argumento... al final la cabriola acaba siendo la sentencia de muerte del supuesto misterio de la novela.
En resumen, como divertimento ha estado entretenido, pero el suspense se ha ido por el puto retrete. La próxima lectura espero que se encuentre dentro del canon habitual y que no se salga demasiado de ese corsé.
PD: Una cosa, que supongo que es muy de la época, pero que me saca de mis casillas es la manía de hacer casarse a dos semidesconocidos porque sí, porque se acaba la novela y siempre queda fenomenal una pedida de mano. Forzando un amor completamente imposible. No se conocen casi de nada y de pronto el maromo ya le está pidiendo a la muchacha casarse con él. Y lo peor de todo es que ella acepta con total normalidad. Joder, parece que en el siglo pasado comprabas el periódico y te regalaban una boda. Así va el mundo por culpa de tanto casarse sin haberse conocido antes.
viernes, 29 de septiembre de 2017
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