domingo, 28 de junio de 2020

El museo de los horrores - H. P. Lovecraft

El museo de los horrores - H. P. Lovecraft
¡Bienvenidos a la nueva normalidad! Cubierto con una mascarilla para no contagiarme del Coronavirus me he leído El museo de los horrores de H. P. Lovecraft. Bueno, quizá no me lo he acabado pero lo he intentado.

Seré rápido con este libro de relatos de terror: no me ha apasionado ninguno de los relatos que he leído y he decidido no continuar con él.

Ahora que ya he acabado de hacer mi resumen quiero expresar una duda que me ha surgido al leer los relatos. Se supone que este libro es un recopilatorio de textos del autor H. P. Lovecraft pero en realidad todos los cuentos son de otros autores. En ese caso, ¿por qué ponen su nombre en el título? Básicamente porque todos los relatos los reescribió el señor H. P. Y aquí viene mi duda: ¿el autor de cada relato es el que lo escribió originalmente o Lovecraft por reescribirlo? ¿No serían los dos? Estaría bien que hubieran unas páginas previas a cada relato explicando las diferencias entre el original y el reescrito para ver qué es aquello que ha cambiado. Creo que ese previo sería lo que más me hubiese gustado del libro.

Pues nada, a cascarla, me voy a leer otra cosa.

domingo, 21 de junio de 2020

Los desposeídos - Ursula K. Le Guin

Los desposeídos - Ursula K. Le Guin
Último día del confinamiento. Me he acabado de leer Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Creo que se nos rompió el amor después de tanto usarlo.

Pues parece que lo que despertó el Coronavirus ha muerto definitivamente una vez se ha acabado el confinamiento. Porque cuando leí a principio de la cuarentena Las doce moradas del viento de tita Le Guin pensé que me había vuelto a enamorar. Todos sus relatos me emocionaron, así que era más que evidente que me iban a gustar sus mejores novelas.

Después de los relatos me leí un par de novelas cortas de Ursula y, en ese momento, ya empecé a ver aquellos pequeños vicios que siempre se pasan por alto al principio del enamoramiento. Solo eran novelas cortas, no eran sus mejores obras, además una de ellas se inspiraba en el relato que menos me había gustado de las doce moradas. Así que lo dejé correr, obvié aquellas pequeñas decepciones porque suponía que ya conseguiría alguna de sus grandes obras maestras y mi pasión hacia Ursi renacería con más fuerza.

Y, hete aquí, que el primer día que ya permitieron abrir los comercios dentro del estado de alarma me dirigí a una librería nueva que había abierto aquel mismo día y, como si algún dios hubiese respondido a mis plegarias, me encontré con el libro de Los desposeídos esperando triste en una de sus estanterías. Parecía que todo era perfecto... hasta que me lo empecé a leer.

Tengo que ser yo, lo sé, porque no hay nadie en el mundo que no le flipe esta novela. Pero es que yo no entré en la historia en ningún momento. Podían haber muerto todos sus protagonistas de una forma inhumana y yo me habría quedado igual. ¿Pero qué pasooooo? ¡Si me gustaron sus cuentos cortos! Me había convertido en su fan número uno. Quería pedirle matrimonio a Ursula (bueno, si aún estuviese viva). Pero todo se fue al garete, ese gran flechazo se esfumó de golpe. Y lo peor de todo es que el cuento corto "El día antes de la revolución" (muy relacionado con esta novela) fue uno de los que más me gustaron de la colección de las doce moradas. En unas pocas páginas de un relato la autora me había llevado mucho más lejos y me había emocionado mucho más que en toda la novela de Los desposeídos. ¡Maldita sea! ¡En este caso el tamaño si que importa! 

Ahora tengo miedo de leerme algo más de Ursula. Si vuelvo a tener otra decepción los recuerdos de lo que sentí aquella vez, en una extraña semana de confinamiento, se perderán para siempre como lágrimas en la lluvia. Olvidaré tu nombre, tu cara, tu casa y pegaré la vuelta. Por eso seguramente no volveré a leer nada más de tita Ursula, porque sé que lo voy a lamentar, tal vez no ahora; tal vez ni hoy ni mañana; pero más adelante, toda la vida. Pase lo que pase siempre nos quedará Las doce moradas del viento.

viernes, 12 de junio de 2020

El mundo contra reloj - Philip K. Dick

Mundo contra reloj - Philip K. Dick
Ya falta menos para llegar al final del confinamiento por culpa del Covid-19 (aunque si lo piensas, siempre falta menos para el fin de cualquier cosa, también para el puñetero final del mundo). En resumen, hoy me he acabado El mundo contra reloj de Philip K. Dick.

Me gusta Philip K. Dick por su particular visión de la vida, el universo y todo lo demás. ¿Qué significa eso? Pues que el señor escribía cosas muy diferentes y más originales que otros autores contemporáneos por el simple hecho de estar "un poco más pallá que pacá". El pobre hombre era un autor un tanto alcohólico y paranoico y sus relatos así lo reflejan (vamos, que todo lo que normalmente no querrías para tu vecino o pareja nos parece de puta madre para un escritor si eso hace que sus obras sean mejores). Es un autor tan especial que hay obras que me encantan pero, a la vez, hay otras que no puedo con ellas y no he podido acabar de leerlas. Es un autor que amas u odias, de blanco o negro, de lo que parece seguro es que no hay un gris intermedio. Y, todo este peñazo de introducción, simplemente ha servido para hablar de mi primer gris Dickiano.

El mundo contra reloj me ha parecido una obra entretenidilla pero con una historia rápidamente olvidable. Ahora que escribo esto me viene una cita a la mente de un antiguo filósofo griego que define muy bien mi experiencia con la novela: "Cuando brille el sol te recordaré si no estás aquí. Cuando brille el sol olvídate de mí".

En esta novela el tiempo se ha invertido. Los muertos reviven y las personas van rejuveneciendo hasta el punto de volver a ser un feto. El señor Dick plantea un mundo donde todo sucede al revés de lo que estamos acostumbrados y, conociendo la particular mente del autor, di por supuesto que sería una puñetera locura de narración. Pero no, es una aventura normal y corriente, al final, lo del tiempo invertido no es más que una excusa, que todo vaya al revés no aporta absolutamente nada a la historia. En ocasiones puntuales puedes ver que la gente en realidad "desfuma" sus cigarrillos, dicen hola al despedirse y adiós cuando se encuentran o regurgitan la comida. Pero vamos, eso es una simple anécdota muy parecida a cuando Terry Pratchett te presenta el vino que provoca resaca el día anterior a la borrachera. 

Seguramente si así lo hiciera sería una novela ilegible pero ¿no tendría más gracia que Philip K. Dick nos hubiese contado una historia que hubiese ocurrido completamente al revés? ¿Una obra de fin a principio? En definitiva, ¿más Philip K. Dick?