Otro intento para volver a sentir esa llama que se inició con la lectura de Las doce moradas del viento y, por desgracia, otra pequeña decepción al canto. La putada es que no tengo muchas más novelas de la autora para volver a despertar aquella pasión que se extendió dentro de mí como si de un coronavirus se tratase. Y eso de estar confinado dificulta notablemente el intento para adquirir nuevos títulos de la Le Guin.
Me siento como si estuviese en un planeta exiliado, parecido al de la novela, sin la posibilidad de poder salir de casa para poder comprarme un nuevo libro y con el invierno acechando a la vuelta de la esquina (aunque estemos a comienzos de abril, pero es que no deja de hacer mal tiempo). ¡Dios, dame fuerzas para soportar esta difícil situación! Pero sobretodo, dame la oportunidad de volver a emocionarme con un nuevo libro de tita Ursula.
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