Neil Gaiman es un autor que ya me había leído con anterioridad. A pesar de ello no controlo todas las obras que ha escrito ni cuáles son las que tengo que leer antes de morir. Así que Los hijos de Anansi ha sido un poco un rara avis en mi lista de libros a leer.
Todo empezó cuando fui a la biblioteca para recoger una serie de televisión que tenía reservada. Con la tontería di una vuelta azarosa por la sala y me detuve en la letra G. Allí reconocí a Gaiman y elegí un título que no me sonaba. Me gustó la portada y pensé: venga, voy a leerme este libro. Y así lo hice, sin leerme la contraportada ni comentarios previos sobre el libro. ¡A pelo!
Y, ¡oh sorpresa, el libro me gustó! En parte me gustó porque al no saber nada del libro, todo lo que sucedía era algo totalmente inesperado para mí. Todo me sorprendía. Y eso es raro porque a la mínima que te leas una contraportada ya te han chafado medio libro. Me sentí muy bien al poder entrar de una forma tan virginal a un libro. Quizá tendríamos que hacerlo más, aunque también es cierto que lo más probable es que no nos acabe gustando la obra. A mí esta vez me ha funcionado pero supongo que pasará mucho tiempo antes de que vuelva a suceder.
PD: al buscar, a posteriori, información sobre el libro de Los hijos de Anansi me enteré que el personaje del título es uno que ya salió en American Gods. Otra obra anterior de Gaiman. ¡Ahora quiero leerme ese libro! Eso sí, es una lástima que ya tenga tanta información previa ya que la novela será menos sorprendente.
martes, 20 de marzo de 2018
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