Hace un tiempo gané un concurso de escritura y el premio que recibí fue un cheque de unos cuantos euretes para comprar los libros que quisiera (o pudiera) en una librería del barrio. Mi elección bibliográfica para el caso fueron casi todos los libros de Terry Pratchett que me faltaban en mi colección (y que he ido leyendo estos últimos meses) y la Obra completa Anotada de Sherlock Holmes de la editorial Akal. Ha llovido mucho desde que gané el premio y hasta el día de hoy no me había leído nada de esta edición. Por fin puedo asegurar que ya he perdido mi virginidad con esta colección leyendo El regreso de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle.
El libro del señor Doyle ya me lo había leído, soy muy fan del personaje de Sherlock y no puedo criticarlo. Así que sin más voy a criticar un poco la edición de esta colección.
Desde que descubrí que existía una versión anotada hice todo lo posible para poder conseguirla. Bueno, en realidad, solo deseé con todas mis fuerzas que aparecieran los libros en mi estantería de forma milagrosa y, desgraciadamente, no ocurrió (ya había tenido una experiencia igual de decepcionante con Natalie Imbruglia). Pero bueno, que pasaron los años y gracias al susodicho concurso me lo pude comprar. Tenía grandes esperanzas depositadas en aquellas anotaciones, deseaba que me aportaran un mar de sabiduría Sherlockiana a mi vida. Por desgracia el resultado ha sido un poco (bastante) decepcionante, como mínimo en este primer libro. No sé, me esperaba otro tipo de notas que me hicieran comprender más cosas sobre Sherlock, su autor o su obra y no tanta chorrada de datos inútiles que he acabado por saltarme o leerlas en diagonal. Además, escribir unas notas como si los personajes ficticios hubiesen existido de verdad y que Conan Doyle no fuera el escritor, puede parecerme gracioso una vez pero a la que llevo unas cuantas notas me acaba cargando. Aún así, se agradecen este tipo de libros que tienen un valor añadido con mucha información adicional y grabados de la época.
También tengo que decir que las notas que más me gustan son las que describen contradicciones entre diferentes relatos del mismo autor. Y como que soy admirador de las contradicciones predicaré con el ejemplo y me pondré a criticar esta obra aunque haya asegurado, unas cuantas líneas antes, que no lo haría.
A pesar de ser fan de Sherlock y de Conan Doyle desde pequeño, el regreso del gran detective siempre me ha parecido el timo de la estampita del mundo literario. Para ilustrar este caso me viene a la memoria la novela de Stephen King Misery, que me leí hace poco, donde la protagonista obliga al secuestrado escritor a escribir la reaparición de la protagonista de su libro preferido ya que el muy cabrón, harto ya del personaje, había decidido acabar con ella en el título anterior (vamos, un Conan Doyle como otro cualquiera). Así que, gracias al gran poder de convicción de la fan psicópata, el escritor crea un relato donde resucita a la susodicha heroína. ¿Problema? Que a la señora fan, que podría estar muy loca pero no era nada tonta, le propina una soberana paliza al pobre autor porque considera que la resurrección de Misery ha sido totalmente patillera y sacada de la chistera. ¡La heroína tiene que resucitar bien! El autor, intentando no morir en el intento (literalmente), se esfuerza en escribir una continuación que tenga cierta coherencia argumental con lo escrito anteriormente. Y no, eso no es nada fácil.
Y ¿qué sucede con el regreso de Sherlock Holmes? Pues que me extraña que una loca de la misma época que Conan Doyle no se hubiese presentado en su puta casa de verano y le hubiese reventado los dedos de los pies hasta que no hubiese reescrito una resurrección de Sherlock mucho más plausible. Claro que si matas a tu protagonista cayendo desde una cascada es que no te queda mucho margen para conseguir una resurrección coherente. Creo que solo hubiese sido superado si en vez de caer por una gigantesca cascada hubiese caído en el interior de un volcán en activo.
En resumen, que siempre que leo la reaparición de Sherlock me viene a la mente la frase "¿en serio Arthur? ¿De verdad me vas a hacer creer que sucedió de esta manera? Tienes suerte que no tengo una sierra a mano y no haya nacido en tu misma época". Luego recuerdo cómo solucionaron este mismo problema los guionistas de la serie Sherlock y, aquel puñetero episodio, me sigue pareciendo magistral.
sábado, 22 de junio de 2019
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