Para ponernos en situación, hace un tiempo cogí de la biblioteca el dvd de la última película de aventuras que había dirigido Steven Spielberg. No tenía grandes esperanzas depositadas en el título pero un compañero me dijo que había pasado un rato agradable y decidí verla.
Me la puse y descubrí que no me había decepcionado, tal y como me había esperado, la película era un puto truño del copón. Spielberg se ha hecho mayor y ya no se acuerda de cómo se hacían películas de este tipo. Es un puto sinsentido y un par de horas de mi vida desperdiciadas.
Todo hubiese acabado aquí si no es porque estaba tan indignado con la mala calidad de la película que decidí ir de nuevo a la biblioteca para, esta vez, llevarme la novela Ready player one de Ernest Cline (la fuente de donde mama la puñetera película). Sé que parece una total absurdez: si no me ha gustado la película ¿por qué leerme el libro? Pero la respuesta era más sensata de lo que pueda parecer: pues porque pensé que el libro no podía ser tan malo como lo que había acabado de ver en la pantalla.
Pues nada, que me apropié el libro y me lo leí. Y una vez acabado puedo asegurar que esa puñetera novela sí me daba mi dosis de droga que habría deseado recibir en la película. Es una puñetera aventura, te lo pasas bien con ella y vuelves a sentirte un joven e intrépido aventurero. No como la puta película que lo único que deseaba era que alguien me matase de una puñetera vez para no tener que sufrir ni un minuto más.
Supongo que son de estos libros que mejor hubiese sido adaptar su historia en una serie de X episodios más que una película de un par de horas. Intentar aprovechar todas las subtramas que existen, ver todas la pruebas del concurso desarrolladas pacientemente en diferentes episodios, en definitiva, haber hecho algo más digno porque el puto libro te lo permite ¡joder!
Definitivamente lo que saco en claro es que Spielberg se ha hecho mayor, así que mejor se dedique ha crear las películas que aún se le dan bien y dejar los films de aventuras a la gente más joven.
Me la puse y descubrí que no me había decepcionado, tal y como me había esperado, la película era un puto truño del copón. Spielberg se ha hecho mayor y ya no se acuerda de cómo se hacían películas de este tipo. Es un puto sinsentido y un par de horas de mi vida desperdiciadas.
Todo hubiese acabado aquí si no es porque estaba tan indignado con la mala calidad de la película que decidí ir de nuevo a la biblioteca para, esta vez, llevarme la novela Ready player one de Ernest Cline (la fuente de donde mama la puñetera película). Sé que parece una total absurdez: si no me ha gustado la película ¿por qué leerme el libro? Pero la respuesta era más sensata de lo que pueda parecer: pues porque pensé que el libro no podía ser tan malo como lo que había acabado de ver en la pantalla.
Pues nada, que me apropié el libro y me lo leí. Y una vez acabado puedo asegurar que esa puñetera novela sí me daba mi dosis de droga que habría deseado recibir en la película. Es una puñetera aventura, te lo pasas bien con ella y vuelves a sentirte un joven e intrépido aventurero. No como la puta película que lo único que deseaba era que alguien me matase de una puñetera vez para no tener que sufrir ni un minuto más.
Supongo que son de estos libros que mejor hubiese sido adaptar su historia en una serie de X episodios más que una película de un par de horas. Intentar aprovechar todas las subtramas que existen, ver todas la pruebas del concurso desarrolladas pacientemente en diferentes episodios, en definitiva, haber hecho algo más digno porque el puto libro te lo permite ¡joder!
Definitivamente lo que saco en claro es que Spielberg se ha hecho mayor, así que mejor se dedique ha crear las películas que aún se le dan bien y dejar los films de aventuras a la gente más joven.