A finales del año pasado me compré un lote de libros de Stephen King para conseguir mi reto de leerme buena parte de su bibliografía durante este 2019. Dentro del susodicho lote también se encontraba un grupo de novelas de la autora de suspense Mary Higgins Clark. Hasta ahora esta autora era completamente inédita en mi lista de escritores leídos así que para romper ese maleficio elegí su primera novela como profesional titulada ¿Dónde están los niños?.
¡Por fin puedo gritar bien alto que he perdido mi virginidad con Mary Higgins Clark! Por desgracia no ha ido tal como yo me lo había imaginado. Siempre esperas que en tu primera vez suenen campanas y se lancen fuegos artificiales de diferentes colores pero la realidad es cruel y las primeras veces siempre son un tremendo desengaño. ¡Oh sí, Mary! Pensaba que me ibas a satisfacer igual que lo hacía Agatha. Pero no, no ha sido lo mismo. Tal como decía un antiguo filosofo italiano: "Agatha no está, eso lo sé y no la encontraré en tu piel".
Si nos centramos estrictamente en la novela, una vez leída la historia mi respuesta a su pregunta ¿Dónde están los niños? sería un simple y llano: "Francamente, querida, me importa un bledo". Pero es que es así, me importa muy poco lo que les suceda a los personajes, podrían morir de forma inhumana por culpa de un puñetero cataclismo nuclear y no lloraría por ellos. ¡Qué coño! Seguro que los niños se han pirado porque se habían aburrido de su puñetera vida.
En resumen, que me lo he leído y que en unos días no me voy a acordar de nada de lo que sucedía. Me había planteado darle una nueva oportunidad a Mary, quizás más adelante, para ver si solo me había sucedido eso en nuestra primera vez juntos. Quizás con el roce empieza a surgir algo más que solo texto. Y ya cuando nuestra relación sea un poco más profunda ya hablamos de los niños.
domingo, 17 de febrero de 2019
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