Hace poco me compré algunos libros de la mítica colección BestSellers Planeta que publicaron por allí los años ochenta y que circulan por las mil páginas de segunda mano que existen por internete. Entre esos títulos, se encontraba un par de novelas de un pionero de la ciencia ficción como era el señor H. G. Wells, así que no lo dudé y empecé con El hombre invisible.
El problema de leerme un libro como éste es que tengo la imagen y recuerdo de la mítica película de terror que vi cuando era un crío (imagen que, por cierto, usan para ilustrar la portada del libro) y es muy difícil no usar esa imaginería al ir resiguiendo la historia de el libro.
Su lectura ha sido tan entretenida como me esperaba pero me ha sucedido lo mismo que cuando vi la película y que no sé si era algo buscado por el autor. Estos "monstruos" no me dan miedo, me desprenden una gran ternura y me dan mucha penica cuando no acaban del todo bien. Igual que me sucede con Frankenstein. Solo Drácula no me transmitía esa ternura, básicamente, por el pequeño detalle que era un gran "hijodeputa" sin escrúpulos ni sentimientos. Pero es que el puñetero hombre invisible es un puto incomprendido, todo el mundo se asusta de el simplemente porque es un poco transparente. Joder, juzgar a un hombre por el simple hecho que el color de su piel sea distinta eso es un caso claro de racismo. Vale que el tío acabe un poco zumbadete y se le vaya la pinza un rato largo matando personas y tal, pero ¿quién no hubiese hecho lo mismo si se hubiese encontrado en su misma transparente piel?
Lo dicho, no sé si el autor quería que nos diese pena nuestro pobre protagonista pero yo siempre he ido con el hombre invisible y en contra de todos los cabrones que le odiaban por ser diferente y, seguro, que, en el fondo, todos querían ser transparentes como él.
lunes, 12 de noviembre de 2018
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