Me gusta Philip K. Dick, me gusta sus locuras de historias y su forma de pensar. Que fuera un tipo un tanto paranoico y, bueno, un poco ido de la olla supongo que no me deja en muy buen lugar. Pero sus historias me atrapan así que eso es lo que cuenta. Hace tiempo descubrí unos libros del autor por internete y me los compré. Me gusta Philip K. Dick así que era una apuesta segura. Nada podía fallar al leer Los Simulacros.
¿Qué podía fallar? ¡Pues todo! Por dios, que después de mucho tiempo no he podido acabarme un puto libro. Y no es muy gordo, pero es que ya no podía más. Lo peor de un autor que te gusta por sus idas de olla es notar que todo lo escrito es un refrito de algo que ya has leído. Es lo de siempre pero mal. He podido llegar hasta la página 90 esperando que la historia me empezase a interesar, pero no lo ha hecho. Noventa páginas de "meimportaunamierdaloqueestasucediendo".
En otras historias suyas quizá no me enteraba de lo que sucedía, porque a veces suceden cosas un poco rarunas, pero la diferencia es que no quería dejar de leer. Esta vez es que leía por leer. Supongo que se ha juntado un mal día de Philip al escribir esta novela y uno malo mio al intentar leerla. Puñetera mala combinación.
En resumen, el señor Dick se pregunta en cada una de sus obras ¿qué es aquello que nos hace humanos? Hay muchas teorías pero yo creo que lo que realmente nos diferencia de una máquina es nuestra capacidad para dejar de leer un libro que no nos está gustando. Si eres de aquellos que asegura que un libro que ha empezado lo tiene que acabar sí o sí hazte la siguiente pregunta: ¿estás realmente convencido que eres humano?
martes, 25 de febrero de 2020
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