En un futuro muy lejano mi yo del futuro leyó una novela titulada: La fuga de Logan de los autores George Clayton Johnson y William F. Nolan.
Mi yo del futuro decidió hacer un viaje en el tiempo para encontrarse con su yo del pasado para avisarle que no se leyera esta novela y aprovechara el tiempo para hacer otras cosas de provecho como salvar al mundo o macramé. Mi yo del futuro descubre, de pasada, que el pasado nunca es tan bonito como lo recuerda nuestra mente. Así que, deprimido, mi yo del futuro decide matar a su yo del pasado simplemente para joder al universo y crear una puñetera paradoja del copón.
Esta introducción tan absurda y gilipollas no tiene otro sentido que demostrar que cualquier tarado puede coger una idea y convertirla en una historia de ciencia ficción. La calidad de mi relato no difiere demasiado del que te puedas encontrar en la Fuga de Logan, porque sinceramente es mala del copón.
Y eso me duele, porque recordaba haber visto la película de pequeño y tener un bonito recuerdo de ella. Quizá es de esos casos extraños que la película es mejor que la novela. Así que hago la prueba y después de leerme el libro revisito la película. ¡¡¡ERROR!!! ¡La peli es igual de mala! Ahora intento recordar qué mierdas me gustó en su momento en esta historia tan absurda. Simplemente no tenía criterio.
El aprendizaje que saco de esta experiencia es que, si algo te gustó de pequeño no debes revisitarlo de mayor, seguramente tu yo del futuro te lo agradecerá.
jueves, 28 de diciembre de 2017
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