Continuando con mi intención de leerme toda la bibliografía de la Agatha Christie (partiendo del orden establecido en la colección que Orbis lanzó en el 1987) hoy hago la entrada de la novela corta: Tres ratones ciegos.
Esta historia ya me la leí cuando era un tierno adolescente y aún no había desperdiciado mi vida con el porno gratuito de internet. Es de las pocas historias que recuerdo perfectamente quién es el asesino, así que las posteriores revisiones que he hecho del cuento me he "espoileado" a mi mismo el final y he matado un poco la gracia del asunto. Aún así la historia tiene su miga.
El resumen es que una pareja no tiene otra cosa que hacer en su triste y anodina vida que llevar una pensión sin tener ni puñetera idea de cómo hacerlo (esta situación ya tendría que ser un motivo suficiente para poder matar a alguien). El caso es que, con gran visión del futuro, empiezan con su negocio justo en el momento que la tormenta perfecta (o el Armaggedon nevado) llega a la población y los deja completamente incomunicados. En el interior de la puñetera posada solo se encuentran los dueños y un grupo de turistas, en teoría, completamente desconocidos entre sí. Como siempre pasa uno de todos ellos es un asesino y, como buen asesino, tiende a no dejar sus vicios aunque esté completamente incomunicado y sin aparente salida.
Como digo el cuento mola, el ambiente claustrofóbico también y, con su reducido tamaño, se lee con la misma facilidad que se mata a un desconocido en una casa abandonada.
Como curiosidad el título hace referencia a una canción infantil que tararea el asesino cada vez que mata. Solo comentar que la pobre autora debería tener algún puto problema con las canciones infantiles porque siempre tiene que aparecer una. Joder, pero ¿qué coño le pasó a esa venerable señora cuando era pequeña para que tendiera a relacionar cualquier canción de la infancia con la muerte y la destrucción? Que sí, que las canciones creadas para cantar a los niños son odiosas pero ¿tanto como para matar? En fin, la cuestión es que Agatha tenía un trauma y lo metió siempre que pudo en una de sus historias.
PD: por cierto, aparece un raro personaje de origen extranjero que va ultra maquillado para pasar desapercibido. Siempre que he leído este cuento he caído en el mismo error: pensar que éste personaje es en realidad el detective Poirot disfrazado. Pues no, el pobre desgraciado no tiene nada que ver con el famoso belga, simplemente mi cabeza se le va la pinza y piensa más de la cuenta.
sábado, 10 de junio de 2017
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