Últimamente me está costando mucho leer cualquier libro (aunque, si tengo que ser preciso, últimamente me está costando hacer cualquier cosa en esta puñetera vida) así que, en general, no tengo ningún interés ni ilusión en leerme ningún título en especial. Desde hace un tiempo simplemente estoy pillando mis libros de la estantería de una forma totalmente azarosa. Los libros son los que me escogen a mí, de esta forma, el último libro en salir premiado en mi sorteo personal ha sido: Neuromante de William Gibson.
¿Qué me ha parecido esta obra cumbre de la ciencia ficción? Pues... Pues por una vez no sé qué decir. Y nada más. Es que no tengo ni puta idea la verdad. No sé si me ha gustado o no, no sé si he entendido algo de lo que sucedía en la historia, no sé a que huelen las cosas que no huelen. Es una situación anómala pero todo tiene una explicación: soy lo puto peor. Vale, no es una explicación muy buena pero no tengo otra mejor.
Lo que ha sucedido es que si unimos mi situación actual de apatía absoluta hacia la vida y mi capacidad innata hacia la dispersión total mientras leo un libro podemos sentenciar que es muy difícil que me emocione por alguna lectura. Para qué engañarnos, ésta no es una obra que sea fácil ir siguiendo la acción, si encima sumas mi dispersión pues no ayuda. Que ahora mismo esté en un momento poco ilusionante de mi vida supongo que favorecía que me diese un poco igual todo lo que sucedía en la novela. Tampoco ayuda que, por muy buenas descripciones que se había currado el pobre autor de los ambientes y de los personajes, yo simplemente visualizaba los escenarios y los actores de la película Matrix (¡¡encima el señor Keanu Reeves también sale en la peli de Johnny Mnemonic!! para no estar viendo todo el rato su cara inexpresiva en el rostro del protagonista). Pero bueno, en definitiva, en todo este proceso el único culpable he sido yo, el pobre Gibson y su novela no son culpables de mi triste existencia.
Así que, en resumen, ésta será una obra que dentro de unos años tendré que volver a releer, encontrar un momento donde la situación mental de mi cabeza sea más favorable. Por ahora, lo único que puedo sacar en limpio de esta última experiencia es que tengo que escoger mejor las novelas que voy a leerme y no dejarlo todo al simple y dichoso azar. Mi cabeza no está para muchas florituras así que, seguramente, mi siguiente libro sea alguno de la gran serie de Teo y sus chorradas de mierda.
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