Ya he terminado el último libro del mes de febrero. Esta vez ha sido un libro que me regalaron junto a un lote de cómics y novelas que unos amigos iban a tirar. El libro se titula Objetos Frágiles de Neil Gaiman.
El libro es una recopilación de cuentos cortos y poesías del autor y, como siempre pasa en estos casos, el resultado ha sido desigual. Que para leer en el metro o en un viaje corto va de puta madre pero para aguantar un buen rato de lectura se me hacía complicado. Y como digo, no es culpa de este libro, es lo mismo que me pasa (y supongo que le sucederá a todo el mundo) cuando leo cualquier recopilación de cuentos. Los que te gustan se te hacen demasiado cortos y los que no te gustan demasiado largos. Resumen: nunca acabas contento. Además, como gusto personal, las poesías no me atraen en absoluto (ya no mencionemos las poesías traducidas). Pero como explica el mismo Gaiman el libro lleva esas poesías por el mismo precio que si no las hubiera llevado, así que bien por el autor.
Por otro lado me ha encantado un detalle del contenido: el prologo. En realidad, porque soy un poco raro y siempre me gusta saber cómo los escritores sacan sus ideas, me encanta el prólogo de este libro porque Gaiman hace un resumen de cómo surgió cada relato. Esa tontería me ha enamorado, querría que todos los libros llevaran una pequeña parte del cómo se hizo, los comentarios del director y cosas parecidas. Me enamoró pensar que el señor Neil ideó unos cuentos con una estructura determinada y, una vez los empezó a escribir, los personajes se le revelaron y se le rebelaron y las historias acabaron siendo completamente diferentes a como él se los había imaginado en un principio. Que eso le suceda a un escritor y lo reconozca, me hace pensar que no soy tan inútil cuando yo intento escribir un cuento y los hijoputas de los personajes no me hacen ni puñetero caso y se me acaban sublevando. Vamos que no soy tan raro y eso es bonito. Además, este libro me dio ánimos para continuar con mis cuentos absurdos y no dejarlos tirados. Ya no controlaré tanto a mis personajes, les dejaré su espacio para que crezcan y tengan vida propia y yo solo lo pondré por escrito.
El libro es una recopilación de cuentos cortos y poesías del autor y, como siempre pasa en estos casos, el resultado ha sido desigual. Que para leer en el metro o en un viaje corto va de puta madre pero para aguantar un buen rato de lectura se me hacía complicado. Y como digo, no es culpa de este libro, es lo mismo que me pasa (y supongo que le sucederá a todo el mundo) cuando leo cualquier recopilación de cuentos. Los que te gustan se te hacen demasiado cortos y los que no te gustan demasiado largos. Resumen: nunca acabas contento. Además, como gusto personal, las poesías no me atraen en absoluto (ya no mencionemos las poesías traducidas). Pero como explica el mismo Gaiman el libro lleva esas poesías por el mismo precio que si no las hubiera llevado, así que bien por el autor.
Por otro lado me ha encantado un detalle del contenido: el prologo. En realidad, porque soy un poco raro y siempre me gusta saber cómo los escritores sacan sus ideas, me encanta el prólogo de este libro porque Gaiman hace un resumen de cómo surgió cada relato. Esa tontería me ha enamorado, querría que todos los libros llevaran una pequeña parte del cómo se hizo, los comentarios del director y cosas parecidas. Me enamoró pensar que el señor Neil ideó unos cuentos con una estructura determinada y, una vez los empezó a escribir, los personajes se le revelaron y se le rebelaron y las historias acabaron siendo completamente diferentes a como él se los había imaginado en un principio. Que eso le suceda a un escritor y lo reconozca, me hace pensar que no soy tan inútil cuando yo intento escribir un cuento y los hijoputas de los personajes no me hacen ni puñetero caso y se me acaban sublevando. Vamos que no soy tan raro y eso es bonito. Además, este libro me dio ánimos para continuar con mis cuentos absurdos y no dejarlos tirados. Ya no controlaré tanto a mis personajes, les dejaré su espacio para que crezcan y tengan vida propia y yo solo lo pondré por escrito.